viernes, 18 de julio de 2008

¿Es posible lograr niveles más avanzados de justicia y equidad al interior del actual paradigma económico?


Hoy en día se discute bastante acerca del desarrollo humano y la importancia de lograr grandes avances en materia de justicia social, calidad de vida y protección ambiental para los millones de habitantes de la tierra. Los notables esfuerzos de las Naciones Unidas, con iniciativas como las Metas del Mileno, intentan motivar (y presionar) a los países del mundo a realizar transformaciones profundas en sus estructuras sociales.

Sin embargo, el objetivo parece aun evasivo. De acuerdo con el Dr. Amitabh Kundu al analizar el caso de la India, para alcanzar la meta de "disminuir hasta la mitad los niveles de pobreza y privación en términos de suministro de agua, servicios sanitarios, etc., para el año 2015... Desafortunadamente, yendo al paso actual, tomaría por lo menos setenta y cinco años...".

Entonces uno se pregunta, ¿es realmente factible alcanzar las anheladas metas de justicia social y mayor equidad al interior del modelo económico moderno? ¿O existe alguna contradicción paralizante que nos lleva a perseguir metas nobles y altruistas, pero al interior de un sistema que promueve más bien la competencia y degradación humanas?

Muchos son los expertos que al momento de referise al sistema económico, afirman sin mayor reflexión que éste instrínsicamente implica la persecución de la máxima ganancia posible en cualquier situación, y que sugerir algo contrario significaría contradecir la naturaleza misma del sistema económico. Es posible que sea así al interior del sistema económico moderno, ¿pero es así en todos los modelos económicos? ¿O más bien representa la naturalización de un modelo económico como LA economía?


Ya vimos en un comentario del artículo de Andrés Monares que la economía, y sus sistemas de organización, responden a contextos culturales y sociales, y que éstos son variables. ¿Entonces por qué no podemos pensar en un sistema económico que responda a otros impulsos y motivaciones humanas, donde el crecimiento sea considerado más bien como un medio para el desarrollo y no como el fin en sí mismo del proceso de desarrollo? Tal vez al interior de ese paradigma económico no sea una contradicción paralizante perseguir metas de mayor justicia y equidad sociales, pues serían realmente alcanzables.
De acuerdo con el Dr. Kundu, "Puede ser afirmado que los modelos de globalización centrados en el mercado están basados sobre supuestos que hacen una caricatura de la naturaleza humana y que gravemente subestiman su potencial en términos de conciencia social. Fracasa en llegar al corazón de la identidad y motivación humanas. Lo que es peor, obliga a las personas a permanecer siempre en la persecución de ganancias materiales. Desafortunadamente, esta obsesión con el interés personal y las ganancias comerciales crea tales tensiones en los corazones y mentes de las personas que su comportamiento exterior entra en conflicto con su ser interior."

¿Cómo sería un modelo económico que intente responder a la naturaleza interior del ser humano? ¿Cómo se organizaría? ¿Cómo distribuiría sus bienes? ¿Cómo se relacionaría con el medio ambiente? ¿Cómo definiría la naturaleza y el rol del trabajo? ¿Cómo definiría las relaciones entre empleados y empleadores?

Estas son algunas de las muchas preguntas que intentamos responder al explorar un discurso sobre ciencia, religión y desarrollo, buscando a su vez experiencias prácticas que puedan darnos pequeñas "ilustraciones" de lo que sería un modelo economico que busque la coherencia entre lo material y lo espiritual. El Dr. Kundu concluye en su artículo “Los Desafíos del Desarrollo Económico: Una infructuosa búsqueda de solución al interior del Paradigma Científico” (disponible en este blog), que es imposible buscar soluciones reales a los problemas de la humanidad al interior del paradigma económico y científico moderno, al no responder a la concepción de naturaleza humana espiritual existente entre la mayoría de los habitantes de la tierra, y que se debe realizar un serio esfuerzo por pensar en modelos económicos que respondan a otras motivaciones y realidades humanas que únicamente las materiales.
Un camino puede ser la búsqueda y construcción de indicadores espirituales para el proceso de desarrollo, con aportes tanto desde la ciencia como desde la religión, tema al que nos referiremos en nuestro próximo comentario.

Los invitamos a leer el interesante artículo del Dr. Amitabh Kundu,
cordialmente,

Daniel Duhart S.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Exelente exposición.
Ojalá se sigan haciendo discuciones sobre el tema, pues así se puede cuestionar el sistema en el cual estamos obligados a vivir.
En mi opinión, ahora habría que centrarse en buscar una solución tangible para cambiar el sistema económico.