lunes, 27 de octubre de 2008

Segundo Ciclo de Conversaciones

Con mucho éxito se llevó a cabo la segunda sesión del Ciclo de Conversaciones sobre Ciencia, Religión y Desarrollo el miércoles 22 de octubre en la Fundación Avina.

Se contó con la presentación del profesor Renato Espoz, economista y filósofo de la Universidad de Chile, quien comentó un articulo del economista indio Amitabh Kundu "Los Desafíos del Desarrollo Económico: Una infructuosa búsqueda de solución al interior del Paradigma Científico".

La discusión fue muy animada, tocándose temas como la relación entre el sistema económico moderno y la religión, las diversas posiciones que han tenido las religiones sobre el tema de la justicia y la equidad a lo largo de la historia, la cuestión del actual modelo económico globalizado y las respuestas que puede dar la religión, etc.

También surgieron algunas propuestas para la tercera sesión del ciclo, tales como profundizar en la temática de la naturaleza humana y el proceso de desarrollo, ya sea invitando a alguien a hablar o compartiendo las visiones y experiencias personales de cada participante. Otra sugerencia fue el estudio conjunto de algunas propuestas prácticas del discurso sobre ciencia, religion y desarrollo en algún ámbito en particular, como el caso de la educación o la gobernanza. También se propueso comentar en conjunto algunos materiales audiovisuales sobre la experiencia del discurso en otros países, como en Uganda. Sobre estas diversas opciones les estaremos escribiendo muy pronto con algunas noticias.

Por ahora les dejamos algunas fotos de este segunda sesión y un primer tema de discusión para esta segunda ronda de reflexiones online: cómo se podría describir el actual sistema económico en el mundo. ¿De inmoral? (por su falta de ética espiritual) ¿Amoral? (pues la economía como ciencia supuestamente no podría tomar posición) En fin, ¿cómo pueden la ciencia y la religión confluir en un análisis propositivo frente a este dilema?

Saludos,
Daniel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimados,
Aunque no pude estar presente en la segunda sesión, sigo atento a sus avances.
Muy interesante el documento “Dignidad Humana y Antropocentrismo” de Arianne Van Andel. Me interesa destacar sobretodo los planteamientos sobre una nueva cosmovisión que tiene mucho que ver con los comentarios surgidos luego de la primera sesión. Me refiero a la forma en que el mundo y los seres humanos estamos interconectados y que describe muy bien en los párrafos que transcribo a continuación:

“Descubrieron que materia y energía son intercambiables e equivalentes.
Parece que toda el universo y la vida están hechas de ondas de energía; la materia sólo está hecha por ondas energéticas más lentas y largas, que lo hacen estabilizar por el momento”(1)

“Así descubrieron que toda la vida en el universo está intrínsicamente interconectada y existe en una interdependencia muy grande. Los seres humanos son la auto-conciencia de la evolución, pero forman una comunidad muy vinculada con todos los seres vivos, y con la tierra misma” (2).

Ahora, es en relación a la “Confesión de Accra” donde surgen algunas dudas y preocupaciones. Así como en la primera sesión, me parece oportuno insistir y poner una luz de alerta respecto al tono de nuestro discurso para el cambio. Hay un cierto tono condenatorio que se sobrepone a lo que debiera ser un discurso constructivo y optimista.

¿Cómo podremos construir una verdadera Unidad, si en nuestro discurso discriminamos, juzgamos y finalmente excluimos?

Al final del punto 14. cita al evangelio de Lc 16:13., pero interpretando solo la ultima frase… “Jesús nos dijo que no es posible servir a Dios y a Mamón.” Quisiera detenerme en esta cita y hacer una reflexión transcribiendo primero la parábola completa:

“Administrador Infiel”


Decía a los discípulos: Había un Hombre rico que tenía un mayordomo,
El cual fue acusado de disiparle la Hacienda. Llamóle y le dijo: ¿Qué es
Lo que oigo de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir
de mayordomo. Y se dijo para sí el mayordomo: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la mayordomía? Cavar no puedo, mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que he de hacer
para que cuando me destituya de la mayordomía me reciban en sus casas. Llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu caución, siéntate al instante y escribe cincuenta.
Luego dijo a otro: Y tú ¿cuánto debes? El dijo: Cien coros de trigo. Díjole: Toma tu caución y escribe ochenta. El amo alabó al administrador infiel de haber obrado industriosamente, pues los hijos de este siglo son más avisados en el trato con los suyos que los hijos de la luz. Y yo os digo: Con las riquezas injustas haceos amigos, para que cuando estas falten, os reciban en los reinos tabernáculos. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho; y el que en lo poco es infiel, también es infiel en lo mucho. Si vosotros, pues, no sois fieles en las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas? Y si en lo ajeno no sois fieles , ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque , o aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Lo intrigante y desconcertante de esta parábola tiene relación con el episodio de Zaqueo (el cobrador de impuestos…que se había enriquecido ilícitamente, Lc 19, 1-10).

Jesús no lo condena, sino que lo acoge afectivamente, incluso hospedándose en su casa (la casa de un pecador, a ojos de los demás)

“con las riquezas injustas haceos amigos…” Detrás de lo desconcertante de este consejo parece estar la clave para construir una nueva era…sin guerras y confrontaciones…El camino hacia la unidad se basa en la aceptación total, sin exclusiones…Un proceso de evolución del cual todos somos parte en la tarea de expandir el conocimiento
Saludos, Alfonso.

Daniel Duhart dijo...

Queridos Alfonso y amigos,

Muchas gracias por el comentario. Me alegra mucho que hayas hayas leído los textos compartidos por uno de los participantes de la segunda sesión, Arianne, son bien interesantes. Sobre tu primer comentario, me llama mucho tambien la atención la cita que pones de que "Los seres humanos son la auto-conciencia de la evolución, pero forman una comunidad muy vinculada con todos los seres vivos, y con la tierra misma". Creo que tiene mucho que ver con algunos de los temas que hablábamos en discusiones anteriores, y como el ser humano es el fruto de la evoución, pero a la vez esto implica una responsabilidad sobre la creación y su cuidado. Hay varios imágenes que se han utilizado para expresar este concepto que algunos han denominado como fideicomiso, que se refiere al cuidado y responsabilidad sobre un bien que ha sido delegado por Dios a la humanidad. Una imagen muy interesante es la de un jardinero, quien tiene a su cuidado un jardin, y quien con amor y afecto cuida las diversas plantas y seres, en algunos casos dejando que crezcan en forma natural o salvaje, y en otras partes actuando en el mundo natural pero en armonía con sus procesos de crecimiento, etc. Creo que la relación entre un jardinero amoroso y su jardín es un poco lo que podría ser la relación entre la humanidad y la naturalez.

Con respecto al segundo tema que mencionas, creo que tocas un punto crucial en nuestro discurso sobre ciencia, religión y desarrollo. ¿Cómo rompemos ciertas dicotomías y salimos de un orden mundial que cada vez más demuestra sus defectos, pero en vez de oprimirnos unos a otros mas bien hacer una transformación donde la justicia y la unidad vayan juntos de la mano? Creo que el desafío más alto para los seres humanos es pasar por alto las faltas de los demas, y en esa aceptación mutua apoyarse unos a otros en sus procesos de transformación. Relacionado con este tema, en un documento preparado por el Instituto para Estudios en Prosperidad Global que sería interesante estudiar en algun momento, se plantea lo siguiente:

"El cambio requiere determinación y voluntad para luchar. Contribuir al empoderamiento de un pueblo y desarrollar en él la voluntad para transformar su entorno social es uno de los principales objetivos de la mayoría de las organizaciones de desarrollo que desean ir más allá de las actuales concepciones materialistas de desarrollo. Sin embargo, la lucha no debe convertirse en un fin en sí mismo. De hecho, la mayoría de nosotros desea trabajar en pos de una sociedad que encarna el principio de la unicidad de la humanidad, libre de los prejuicios de raza, racionalidad, etnicidad, clase, y de género que han afligido al mundo a lo largo de la historia. Para arrojar luz sobre la naturaleza de la sociedad, el Instituto de Estudios en Prosperidad Global ha introducido en el discurso la analogía del cuerpo humano. Al interior de este sistema, millones de células, con una diversidad extraordinaria de formas y funciones, colaboran para hacer la existencia humana posible. Dan y reciben lo que sea necesario para sus funciones individuales, así como para el crecimiento y bienestar del conjunto. Nadie intentaría explicar la vida de un cuerpo sano en términos de los principios utilizados tan livianamente hoy en día, como por ejemplo la competencia entre las partes por escasos recursos. Ni tampoco alguien argumentaría que para que el cuerpo funcionara mejor, todas sus células debieran ser idénticas – la uniformidad haría al cuerpo incapaz de realizar cualquier de las complejas tareas esenciales para su funcionamiento sano. El principio que gobierna el funcionamiento del cuerpo es la unidad en la diversidad. Es posible concebir a la sociedad humana de un modo similar – miríadas de individuos y comunidades diversas con distintos talentos, cada una con el potencial de contribuir a la salud y avance de la civilización humana. Además, al igual que en el cuerpo, el sufrimiento de cualquier de los miembros de la sociedad humana desemboca en un bienestar menguado para el todo.

¿Cuáles son entonces los parámetros de la clase de lucha que conduce a una sociedad que encarna el principio de la unicidad y no la violencia y el conflicto perpetuo? ¿Cómo nos aseguramos que la concientización no lleve a una estrecha lucha por los intereses propios en vez del beneficio del todo, evitando de ese modo la replicación de las actuales estructuras de opresión? ¿Cómo nos aseguramos que el enfatizar a la unidad y la unicidad no refuerce hábitos pasivos de aceptación y resignación, sino que más bien refuerce la voluntad de abogar por la justicia?"

Creo que explorar estos temas y buscar formas prácticas de superar estas tensiones que surgen al tratar de actuar para mejorar la sociedad puede ser una gran contribución de este grupo de personas que está explorando un discurso de este tipo. Elementos como el servicio mutuo, la reciprocidad, la inspiración en un fin superior para el cambio, la trascendencia, el análisis de los principios involucrados en cada acción individual o colectiva, etc., son algunos elementos que creo podrían ayudar a llevar adelante un proceso de transformación tanto personal como social sin contradicciones.

Saludos a todos,

Daniel Duhart S.